Defino “potencial” como todo aquello que nos falta por hacer.  Usted y yo fuimos diseñados no solo bajo un propósito (razón de ser) sino con la expectativa de cumplir un plan.  Ese plan es el que encierra todo nuestro potencial, la capacidad de llegar a hacer cosas por medio del ser.  Si por un lado se escucha y lee todo muy bien y la gran mayoría de personas me darán la razón en estas afirmaciones, estoy igualmente convencido que también me darán la razón en que no siempre resulta ser así en la práctica.

Nuestro potencial se ve condicionado y disminuido ante las realidades que nos tocan vivir y muchas personas ven (consciente o inconscientemente) como todo lo que planificaron realizar se viene por los suelos o ni siquiera a emerger del piso. ¿La razón?  Pudieran ser variadas, distintas y muy numerosas.  Yo quisiera presentarle 3 que considero son de los más frecuentes y grandes enemigos de nuestro potencial.

  • Creencias Limitantes: Todo cuanto hacemos proviene de lo que creemos, todo lo que creemos es producto de nuestros pensamientos.  Muchos de los pensamientos que dieron origen a nuestras creencias provienen del aprendizaje obtenido por las enseñanzas de otros o por las conclusiones a las que llegamos luego de las experiencias vividas.  Las creencias limitantes, son ese tiempo de patrones mentales que condicionan nuestro comportamiento a las situaciones y ambientes en que nos encontramos en la actualidad.  Nos impiden ver más allá de las fronteras de esa creencia y se convierten en cercos que vemos a nuestro alrededor que impiden atravesar a un terreno no explorado.  La permanencia y seguimiento a una creencia limitante retrasa y hasta llega a evitar de manera permanente el progreso en nuestra vida. Las creencias limitantes son, por lo general, estructuras mentales generales que tienen su fundamento en un hecho puntual específico pero que detiene el progreso en otros aspectos donde probablemente no hemos tenido ninguna experiencia. Por ejemplo, una persona en una etapa de su vida pudo haber tenido una mala experiencia jugando un deporte en particular, digamos futbol, eso pudo haber generado una creencia limitante en él que diga “soy malo para los deportes” y pierde todo interés y deseo de involucrarse en los deportes, sin darle oportunidad a probar en otro tipo de deportes como la natación, atletismo o cualquier otro.  De una experiencia específica, se formó una creencia general, que limita la exploración en otras áreas.
  • Identidad no descubierta:  La identidad es quién somos, no que tenemos, no que hacemos.  La identidad no es algo que nosotros definimos, mas bien es algo que descubrimos.  No somos los encargado de definir nuestra identidad, ella viene dada por Aquel que nos hizo.  Es el Hacedor el que define la identidad de lo hecho.  Cuando no hemos descubierto nuestra identidad es muy probable que no funcionemos de acuerdo a ella.  No saber quiénes somos nos puede llevar a comportarnos como quiénes no somos.  La falta del descubrimiento de identidad es uno de los más grandes adversarios de nuestro potencial; cuando no la hemos descubierto nuestra vida puede llegar a carecer de sentido pues sentiremos que estamos viviendo solo en la complacencia hacia otros y no en el gran desafío que representa vivir al máximo quiénes fuimos diseñados a ser.
  • Hábitos improductivos:  En la formación de nuestro comportamiento, nuevamente fundamentado en las creencias que hemos ido adquiriendo, el tipo de hábitos que tengamos desarrollados se convierte en un elemento de vital importancia para poder encontrar plenitud en la ejecución de nuestro potencial.  Cuando los hábitos que hemos desarrollado no producen e incluso están aportando para destruirnos, lo que sucede es que nuestro potencial no se desarrolla.  Los hábitos que tengamos sólo serán capaces de producir uno de dos resultados en cuanto a nuestro potencial: o nos ayuda a avanza o a retroceder.  Recuerde que un hábito es activo, son las acciones que se han ido formando en nuestro interior y que se puede reproducir incluso de manera inconsciente.  Los hábitos son el reflejo de nuestro carácter.

Cuando consideramos estos tres elementos como grandes destructores de nuestro potencial, podemos tomar igualmente acciones concretas que nos permitan batallar en contra de ellos.  Le invito a examinar y reconocer las creencias limitantes que posea, encontrar y vivir de acuerdo a su identidad y tomar acciones puntuales y concretas que le permitan deshacerse de cualquier hábito improductivo que le esté restando la oportunidad de ser quién está llamado a ser.