Hace algunos años, allá por 1997, tuve la oportunidad de leer por primera vez el ya muy famoso libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” de Steven Covey.  Fue justamente en ese libro donde tuve acceso por primera vez a un conocimiento que, por lógico y sencillo que parezca hoy, fue Covey el encargado de ordenarlo (o por lo menos para mí) a través de un concepto.  Justo en el segundo hábito de “Empezar con un fin en Mente”, Covey indica que El hábito de «empezar con un fin en mente» se basa en el principio de que todas las cosas se crean dos veces. Siempre hay primero una creación mental, y luego una creación física.

Dicho lo anterior he visto que uno de los grandes obstáculos con los que nos enfrentamos en la vida es precisamente traducir esa primera creación en algo tangible. El camino que lleva de la primera a la segunda creación no es tan sencillo como suponemos y eso no hace sino mostrar la importancia que tiene avanzar con determinación y dedicación para conseguir lo que deseamos en la vida.

No tengo en mente en este momento un ejemplo más claro que Josué previo a entrar a poseer la famosamente llamada “Tierra Prometida”. Han transcurrido cuarenta años desde que la promesa de Dios fue dada, dicho en el concepto que repasamos anteriormente: desde que Dios dio el sueño de llegar a poseer un territorio propio y fructífero para toda una nación. Josué se encontraba a un paso de empezar a ver materializarse dicho sueño, sin embargo previo a poseerla Dios le dio algunas instrucciones importantes que deseo que pueda repasar al leer lo que se nos narra en los versos:

Después de la muerte de Moisés, siervo del Señor, Dios le dijo a Josué hijo de Nun, asistente de Moisés:  «Mi siervo Moisés ha muerto. Por eso tú y todo este pueblo deberán prepararse para cruzar el río Jordán y entrar a la tierra que les daré a ustedes los israelitas.  Tal como le prometí a Moisés, yo les entregaré a ustedes todo lugar que toquen sus pies.  Durante todos los días de tu vida, nadie será capaz de enfrentarse a ti. Así como estuve con Moisés, también estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré. »Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Sólo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la *ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella para nada; sólo así tendrás éxito dondequiera que vayas.  Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.  Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.» Entonces Josué dio la siguiente orden a los jefes del pueblo:  «Vayan por todo el campamento y díganle al pueblo que prepare provisiones, porque dentro de tres días cruzará el río Jordán para tomar posesión del territorio que Dios el Señor le da como herencia. (Josué 1.1-11)

La historia es fascinante en todo lo que revela y puedo observar por lo menos 3 lecciones importantes en el proceso de llegar de la primera a la segunda creación:

  1. Dios es el primer interesado en cumplir nuestros sueños
  2. Dios demanda que hagamos lo posible para encargarse de lo imposible
  3. Es necesario esperar el momento adecuado para ejecutar las acciones correctas

De momento me conformo con enumerarlas, pero le prometo que en la siguiente nota iniciaré el desgloce de cada una.