Cada inicio de año representa para la gran mayoría de personas un desafío, pero al

mismo tiempo el inicio de año es adecuado para pensar en las nueva oportunidades.

Habiendo avanzado ya algunas semanas de este año, se puede hacer oportuno pensar

en cómo le ha ido en relación a estas oportunidades que ya se le han ido presentando.

Algunos pudieran estar argumentando que el año no pinta para nuevas

 

oportunidades, que si bien es posible se tendrá que conservar las que ya se tomaron

en el pasado.  Punto válido, creo que es aceptable.  Nadie diría que es sencillo eso de

las oportunidades. Sin embargo, en medio de lo válido que es, no es suficiente porque

estoy seguro que encuentro por el otro lado aquellas personas que en medio de lo

complicado que pudiera resultar este inicio de año saben que hay oportunidad de crecer.

 

Curiosamente, cuando se piensa en el tema de la estrategia, es decir las decisiones

intencionales que tomamos para progresar hacia un objetivo, nos daremos cuenta que

el mayor problema que tendremos no llegará cuando no tengamos oportunidades,

sino cuando las buenas oportunidades empiezan a aflorar.  El exceso de alternativas se

convierta en un gran dilema.  El asunto se puede tornar tan complicado por momentos

como escoger un plato de comida en un menú tan variado donde todo lo que veamos

se nos apetezca para saciar nuestra hambre.  Este dilema en elección de comida se

evita de una forma muy simple: tener claridad en lo que se desea comer.

 

De igual forma sucede con las oportunidades: es necesario tener claridad en lo que se

desea.  Cuando sabemos lo que queremos, se vuelve mucho más sencillo determinar lo

que no necesitamos.  La estrategia tendrá como enemigo el afán y el engaño de los

recursos (puntos que hemos tratado en las semanas anteriores), pero también se

enfrenta al enemigo de la codicia de otras cosas, es decir, esa sublime pero terrible

tentación de desviarnos de nuestro objetivo principal eligiendo buenas cosas en lugar

de las mejores.

 

El enfoque es indispensable en términos de cumplir una estrategia.  El enfoque

optimiza los recursos disponibles.  El enfoque colabora en hacer un uso más efectivo y

eficiente del tiempo y energía.  Lo contrario, es decir, el ser disperso genera

contratiempos, atrasa los resultados, complica el camino. Herbert Simon, justamente

dice que “el exceso de información vaya necesariamente acompañado de una pobreza

de atención”.

 

Por eso la gran recomendación: antes de establecer una estrategia, clarifique su

objetivo.  Si no tiene claridad en este asunto las complicaciones será mucho mayores.

Recordando que han pasado pocas semanas de este inicio de año, es un buen tiempo

para verificar si efectivamente hay claridad en sus objetivos y si estos objetivos están

acompañados de una estrategia que les permita avanzar adecuadamente en el tiempo,

con los recursos y el enfoque necesarios para que usted pueda ir de lo bueno, a lo mejor.