Posiblemente uno de los elementos más complicados para llevar a cabo una estrategia, e incluso tan siquiera para plantearla, lo constituyen los recursos. No sé si será su caso, pero durante mucho tiempo cometí el error de limitar el aspecto de los recursos al económico. Efectivamente, consideré que si no poseía dinero para emprender un proyecto no había viabilidad para poderlo echar a andar. Sin embargo, el tiempo y las diferentes experiencias vividas me llevaron a comprobar que los recursos van más allá del dinero, es más, pudiera ser posible que existan proyectos donde lo último en aparecer sea esto.

Ser estratégicos requiere que constantemente estemos ocupándonos de responder la pregunta “¿Qué tengo en la mano?”. Es decir, comprender qué es lo que poseemos para poder avanzar desde hoy. Mucho de lo que dejamos de hacer hoy es porque anhelamos las cosas del mañana y eso no solo genera preocupación y afán, sino que retrasa la oportunidad que tenemos de poder avanzar con responsabilidad en lo que podemos hacer hoy.

Frecuentemente podemos minimizar el efecto de los bienes que poseamos en este momento pues los consideramos insuficientes para poder construir el gran sueño que tenemos en la mente. Lo curioso del caso es que, para poder construir un gran edificio, se requieren de muchos ladrillos los cuales son colocados uno por uno. El afán del futuro puede hacernos perder la oportunidad de ser diligentes y responsables con el presente.

Justamente allí radica la importancia de la pregunta. “¿Qué tengo en la mano?” Pudiera otorgarnos la respuesta de la responsabilidad, la información de lo que hemos dejado pasar por alto y lo que, posiblemente, hemos pasado desapercibido y no dado el valor adecuado para poder usarlo a favor de construir una visión. Si somos conscientes en que el futuro lo construimos desde el presente, le garantizo que existen elementos a su alrededor que aún deben ser aprovechados de mejor manera. Cada uno de nosotros tenemos aspectos a los cuales, como decimos en buen chapín, no le hemos “sacado el jugo” y requiere que seamos nosotros mismos los que exprimamos al máximo lo que se nos ha entregado.

Como suele suceder, ser estratégico toma su tiempo y, por lo mismo le invito a que haga un tiempo para poder reflexionar, evaluar y obtener un inventario de los recursos que dispone a su alrededor para poderlos usar a favor de su visión. No deje que lo pequeño que pueda representar hoy tener “eso” le haga perder la perspectiva de lo grande en que se puede convertir. Una semilla bien administrada hoy se convierte en el árbol que frondosamente dará frutos mañana. Todo es cuestión de estar conscientes del potencial de lo que hoy tenemos en la mano y poner todo nuestro esfuerzo para que lo que se haga necesario para complementarlo se vaya dando.