La vida es un camino. Un camino que, como muchos de los que nos toca transitar en las calles de Guatemala, posee curvas, grietas, bajadas pronunciadas, cuestas empinadas, en fin, irregularidades que no a todos nos gusta atravesar. Un camino que, de forma similar a los que a usted y a mí nos toca recorrer, nos presentará todo tipo de acompañantes: prudentes, atrevidos, abusivos, agresivos, pasivos. La vida es un camino que, aunque no queramos nos toca transitar. Aún en la manera más evasiva que intentemos, transitar por el camino de la vida es algo que todos hacemos diariamente. Algunos con entusiasmo, otros con desgano. Estarán aquellos que lo harán con optimismo, no faltan los que encontrarán el pelo en la sopa para reclamar por lo que encuentra.
La vida es un camino y el problema no es si transitamos por él, sino cómo lo hacemos. Decidir es una de las facultades que hacen diferente al ser humano por el resto de seres vivos de la creación. Hablo de una decisión consciente, no guiada por el instinto. Cada persona toma la decisión de encarar el camino de la vida como desee. Justo por estos días, tuve que recordar una frase que mi papá me decía cuando observaba que la forma de avanzar por el camino de la vida no era la más adecuada: “La vida es difícil, no la hagás vos más”. Pudiera pensar, a estas alturas de la lectura, que todo busca aterrizar en una moraleja en la que se nos recuerde que las cosas son de acuerdo al cristal con el que las veamos y que, independientemente de la situación que estemos atravesando algún provecho podemos sacarle para nuestro beneficio. Si he logrado esto me sentiría medianamente satisfecho, pero no completo.
No pretendo simplemente dejar una moraleja, busco apelar a su responsabilidad. Sí, a su responsabilidad. Dentro de la libre oportunidad que cada uno de nosotros como seres humanos tenemos de decidir cómo encarar la vida, se hace importante que llevamos implícita la responsabilidad de la convivencia. La forma en como avance por la carretera no me afecta solo a mí, yo seré influyente en alguna medida en el transitar de aquellos que van por mi ruta. Soy responsable por mi transitar, no solo por las consecuencias que acarree para mi persona, sino por lo que puedo estar provocando en los demás.
Si estamos conscientes de la influencia que nuestras acciones tienen para los demás, ¿cómo sería de diferente hoy (solo hoy) si busca ejercer una influencia positiva hacia alguien más? Todos poseemos la capacidad de generar luz, la luz de las buenas obras hacia los demás. ¿Qué le parece si hoy hace brillar su luz a través de las buenas obras que puedan generar un beneficio a alguien más? Todos a nuestro alrededor encontraremos alguien en necesidad. Necesitado de una palabra amable, de una sonrisa, de un halago sincero, de alguien que le escuche. Son pequeñas cosas las que pueden marcar la gran diferencia en la vida de otros. La vida es un camino, y usted a través de lo que haga puede Iluminar El Camino de alguien más.