Si la semana hablé sobre la importancia del desarrollo del carácter en el líder, una de
las más grandes evidencias que considero que muestra un líder con carácter es su
capacidad de multiplicarse en otros. En más de una ocasión me he encontrado con
diferentes propuestas, iniciativas y proyectos que resultan brillantes en su concepción
pero que, tarde o temprano, mueren por no por falta de oportunidad o de un futuro,
sino por la falta de continuidad por parte de alguien.
Mucho de este problema no radica en la falta de potencial de alguien por darle
continuidad, sino por la falta del líder que reconozca dicho potencial y esté dispuesto a
invertirse en ese alguien para dejarlo a cargo en el proceso de sucesión. Otra situación
triste dentro de lo mismo, aunque siempre con la misma raíz del problema, es la falta
de desarrollo de los seguidores a seguir sus propias causas. El liderazgo no está
dispuesto a desarrollar a alguien que potencialmente no estará con él mucho tiempo.
Esa mentalidad egoísta y limitada resta toda oportunidad de crecimiento a las
personas y les sumerge dentro del marco de referencia que el supuesto líder desea
que se encuentre.
Multiplicarse en otros es un gran desafío del liderazgo. Correr el riesgo de hacer
crecer a otros aún con esa oportunidad que se pueda presentar que la persona siga su
propio camino en determinado momento. Pero un líder multiplicador es alguien que
sin lugar a dudas deja huella, no solo en la persona sino en el legado que tanto él como
sus seguidores estarán formando.
Un líder que reproduce su liderazgo en otros es una persona que aprende a confiar en
los demás. Sabe que no es indispensable y se convierte en un facilitador del trabajo y
desarrollo del talento de los demás. Entiende que cada una de las personas que están
a su cargo, no deben depender de él, sino que, en conjunto todos deben aportar sus
destrezas y habilidades para un bien común. Será en esa sumatoria que los resultados
se multipliquen. Un líder que hace esto, no vive bajo el temor de ser reemplazado sino
bajo la convicción que existe suficiente para todos y el crecimiento de otros implicará
su propio crecimiento. Es alguien que ve el organigrama no como una estructura, sino
como una herramienta que brinda orden pero que no limita el campo de acción.
Un líder que multiplica, se esfuerza por desarrollar el talento que tiene a su favor y no
simplemente en usarlo. Hace del reto una de sus estrategias favoritas a cambio de
simplemente dar órdenes. Busca en el apoyo que da a los demás la obtención de
resultados que beneficien a todos y deja por un lado las envidias, sino que se complace
de ver el éxito y crecimiento de otros. Por otra parte, la gente se siente cómoda y
satisfecha de trabajar con este tipo de líderes, pues sabe que se encuentra frente a
alguien que está interesado en él no solo por lo que produce, sino por lo que es.