2. Aprenda a ver el lado positivo de las cosas
Observe el recuadro de la par. ¿Qué logra ver? Si es como la gran mayoría de las personas, o por lo menos como yo, seguramente diría “Un punto negro en una hoja”. Es lo normal, lo tradicional. Tendemos a fijarnos en el punto negro y no en lo blanco que le acompaña. Es una perspectiva de vida que tradicionalmente manejamos y que se vuelve en todo un reto el poderla cambiar.
Disciplinarnos a dejar de ver tendenciosamente “el punto negro” de nuestras circunstancias no es un acto espontáneo, es una decisión de voluntad que tomamos y que nos esforzamos por trabajar en ella.
La buena o mala actitud que mostremos hacia las circunstancias que estemos atravesando depende también en gran manera de la forma en que veamos esas circunstancias. Esa visión que tengamos hacia lo que nos ocurre marcará enorme diferencia en la forma en que encaremos cada situación.
¿Logra ver oportunidades o se concentra en el problema? ¿Es capaz de visualizar la opción de crecimiento que la adversidad le ofrece o se queda con el deseo que tiene esa adversidad de disminuirlo? Seguramente en este punto de reflexión sobre el tema ha venido a su mente uno de los más afamados versículos de toda la Biblia: Romanos 8.28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Es uno de los clásicos de toda la Biblia. Maravilloso pasaje que puede brindar un refugio de paz cuando es bien aprovechado, pero que igualmente de no hacerlo brinda falsas expectativas y creencias que nos pueden decepcionar. Observe en primer lugar que el versículo no dice que “todas las cosas sean buenas”. Sería falso que yo intentara decirle que la enfermedad que está atravesando es buena, o que la muerte de ese ser amado fue algo bueno. Ni la Biblia, mucho menos yo, podemos atrevernos a decir eso. Sin embargo, Romanos 8.28 si nos dice que esas malas situaciones pueden ser aprovechadas para bien en su vida.
Note en segundo lugar la interacción que hay entre todas nuestras circunstancias obrando para bien en la consecución de un propósito previamente definido para nuestras vidas. Las casualidades no existen, las causalidades si. Hay un propósito de formación, de trabajo, de mejora en nuestras vidas y es allí donde aquello que atravesemos tiene un lado positivo, un aporte que dar.
Una plena consciencia que todo cuanto nos ocurre tiene un bien encerrado en sí mismo, se convierte en una herramienta adicional que poseemos para poder mantener una actitud buena y sana. Esa disposición “visual” que nuestro interior puede mantener para ver más allá del “punto negro” que trata de resaltar es lo que marcará la diferencia en las acciones que usted lleve a cabo en su diario vivir.