Ha pasado ya más de una semana desde que fuiste vencedor de las elecciones a la
Presidencia de Guatemala, ignoro cuánto tiempo demoró y es más si a estas alturas ya
está asimilada la victoria. Todos sabemos del sin fin de comentarios que han surgido
alrededor de tu triunfo, desde aquellos que lo han llamado golpe de suerte, pasando
por los analistas que le han dado la justificación desde la coyuntura nacional vivida
desde abril, sin dejar de mencionar a quienes te han visto como el “David que fue
ungido por Samuel”. Lo cierto del caso es que la oportunidad se dio, la puerta se abrió
y pienso que más allá de haberte tocado la guayaba es una gran pacaya la que te
espera.
La expectativa que se ha formado alrededor tuyo es muy grande, enorme diría yo.
Guatemala está en la gran necesidad de resultados y por momentos creemos de
manera ilusa que una sola persona los tiene que llegar a resolver. Sumado a esta gran
expectativa, se presenta la crítica continua hacia tu falta de experiencia, pero ¿quién
ha tenido la experiencia de ser presidente? Soy de los que, a través de esta columna,
me he pronunciado en repetidas ocasiones a favor del potencial y no tanto de la
historia de las personas. Sigo pensando que dos factores serán determinantes en la
gestión que estás por iniciar el 14 de enero próximo: integridad y equipo. Ambas
serán decisiones claves que afectarán notablemente los resultados sobre los cuales
toda una nación califique tu desempeño.
Sin lugar a dudas serás el presidente mayor y mejor observado de los que han pasado,
Guatemala entera estará vigilando tus acciones, la crítica a lo que hagas será una
constante en tu gobierno, los desacuerdos con diferentes sectores de la población uno
de los grandes desafíos a vencer. El trabajo que te espera es mucho, el descanso poco.
Los aciertos que tengas se verán como una obligación a cumplir, los errores que
cometas algo de lo que muchos tratarán de aprovecharse. Complacer a todo el
mundo será imposible. Por eso, creo que el filtro clave será buscar, como lo dijo
Moisés en su momento: “cuidarte de no olvidar al Señor tu Dios, dejando de guardar
sus mandamientos, sus ordenanzas y sus estatutos”. Este, creo que por encima de
cualquiera de todos los aspectos, se convierte en el mayor de los desafíos que te
esperan, no solo durante los próximos años y no solo a tu persona sino a todos nosotros
durante el resto de nuestra vida.
Me uno al sin fin de personas que te han felicitado, me uno a los millares de personas
que estaremos atentos observando y seguramente pidiendo cuentas de lo que
hagas, pero también me uno al resto de guatemaltecos que con pasión, dedicación y
responsabilidad estaremos trabajando desde el entorno en el que Dios nos ha
colocado para hacer juntos una mejor nación. Hoy te ha tocado el factor de la
posición, pero el resultado de la transformación seguirá dependiendo de todos y cada
uno de aquellos que estemos interesados en involucrarnos haciendo y aportando lo
que nos corresponde para que cada uno se convierta en un agente de cambio.
Telaraña de Bendiciones.