Una identidad firme sobre lo que somos como cristianos se va afirmando día a día en la medida que vamos relacionándonos con Dios. Aquello que nuestro ser interior necesita para andar diariamente en medio de un mundo que le ofrece resistencia y se opone al diseño de realización y éxito con el cuál fue creado se encuentra en la continua relación y comunión con Dios. Es allí donde:
- Encontramos en las palabras de Dios la seguridad de sentirnos amados: “Desde lejos el Señor se le apareció, diciendo: Con amor eterno te he amado, por eso te he atraído con misericordia.” (JER 31:3)
- La confianza en medio de las dificultades puede aflorar: “Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.” (SAL 23:4)
- Podemos encontrar la libertad a cualquier cadena de pecado que nos haya tenido amarrados: “Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud.” (GAL 5:1)
- Desarrollar nuestro potencial como hijos de Dios es una opción a nuestro alcance: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gra cia de Dios en mí.”( 1CO 15:10)
Nuestra identidad como cristianos está fundamentada en Dios mismo, en la relación que podemos establecer con Él. Lo que podemos hacer descansa en lo que somos, y lo que somos sólo lo descubriremos en las manos de nuestro Creador. Le invito a permanecer atento a la voz de su Creador. El ha tomado la iniciativa en reactivar la Relación. Por extraño que nos parezca el Soberano Rey está interesado en mantener comunión con los súbditos. Dispuesto a brindar confianza y esperar que confíen en Él.
Es ahora el momento para que usted tome la decisión y se acerque confiado ante la presencia de un Dios que está apasionado y anhelante por relacionarse con usted. Le espera con los brazos abiertos, con las soluciones que usted está buscando, con la paz que sabe que usted necesita, con el consuelo que su corazón llora por recibir en su interior. Dios está a nuestro alcance. Ha provisto de los medios necesarios para que usted pueda tener una comunión correcta, estable y permanente con él.